En las últimas semanas o en los últimos meses hemos podido escuchar o leer como muchos de los grandes gurús de la «prensa deportiva» española se han empezado a plantear la injusticia de la competición y el desequilibrio manifiesto entre los dos «grandes» y el resto. Algo que muchos veníamos denunciando a gritos desde hace tiempo. El problema era que lo hacíamos desde tribunas no tan altas o que aquellos que lo hacían con cierta repercusión mediática (Del Nido) eran inmediatamente excomulgados y tachados de herejes. Grave, muy grave tenía que ser la realidad que se encontraban todos estos estómagos agradecidos, chupópteros del sistema como para empezar incluso a planteárselo en sus corruptas mentes de forofos de una de las dos grandes dictaduras de la Liga española/escocesa (sigo negándome a llamarla por el nombre del patrocinador). Pero bastaron un par de resultados pseudo-negativos de las dos súper naves galácticas con todas sus mega-re-contra-estrellas para que los lobos mesetarios y los moços catalanes recularan y bramaran contra lo que dos semanas atrás planteaban en sus «tertulias». Parecía que tras dos jornadas de Liga tendríamos competición y el Valencia, el Atlético con un Falcao espectacular o incluso el Betis podrían ser alternativas en la presente temporada. Eso nos quieren vender para justificar el reparto de las televisiones, para justificar el gasto brutal en fichajes que acometen cada verano los dos buques insignia de nuestra Liga y casi adalides del fútbol mundial, perdón, universal, que me quedo corto; mientras los demás han de fichar casi a coste cero, se ven envueltos en procesos de Ley Concursal o han de vender año tras año a sus figuras para subsistir. Ahí tenemos el ejemplo del primero de los clubes «terrenales»; el Valencia que este verano se deshizo de la última perla de una generación inolvidable, Mata.
Mata, otro talento que el fútbol español no pueden mantener
Entonces, ¿hemos de estar tranquilos? ¿Estábamos viendo fantasmas? ¿Estábamos tan equivocados? Permítanme decir con total pesimismo/realismo, que no. La situación es mala, horrible, terminal para muchos clubes, que han tenido que acogerse a Expedientes de Regulación de Empleo (Rayo Vallecano, Tenerife…) mientras en las dos naves Entreprise del Imperio unos presentan su nuevo proyecto de estadio de 15 estrellas pegando un pelotazo urbanístico más y otros destapan gastos de sus antiguos presidentes-políticos de 5.000 euros por noche en una habitación de hotel; y por supuesto ambos siguen agrandando sus deudas amparados en un limbo legal que les permitió en su momento no convertirse en Sociedades Anónimas Deportivas. La situación es mala y yendo a peor en una temporada en que ciertos clubes, nunca los «grandes» por supuesto, se ven obligados por los dueños del circo a jugar a las 12, a las 4 de la tarde… Todo por los ingresos televisivos y por el público que pueden tener esos partidos en Asia o en Oceanía, mientras los socios, seguidores de esos equipos de toda la vida no pueden acudir a sus estadios porque están trabajando. La situación empeora porque unos dictadores de tres al cuarto sentados en sus despachos de grandes empresas multimedia en Madrid deciden expulsar de los estadios a las radios. Miren, Señor Roures y compañía, aunque las radios les tuvieran que pagar algo (cosa que no comparto ya que yo pago por ir a ver un concierto in situ no por escucharlo por la radio o verlo por la televisión) pasarían muchos años antes de que les devolvieran a las emisoras lo que el mundo del fútbol les debe, cuando eran las que promocionaban este deporte y retransmitían los partidos, con los aficionados pegados en aquellas tardes de domingo cuando todos los partidos se jugaban a las 5 de la tarde o a las 7 de la tarde en horario de verano, mordiéndose las uñas porque su equipo, que jugaba a 1000 kilómetros de distancia perdía por 1-0 y tenía un córner a favor. Y sabían hacerlo, y mantener nuestro interés, y narrar un partido, cosa que la mayoría de sus «empleados» hoy en día nos demuestran jornada tras jornada que no tienen ni idea. Mejor les iría a alguno de sus narradores y comentaristas (curiosa figura esta) si los enviaran a Sálvame. Ahora son como el hijo que quiere cobrar a su padre, que le ha dado la vida, un alquiler. Y el Señor Astiazarán y quienes lo mantienen ahí pese a una más que demostrada incompetencia, callan… Salen ganando mucho estos dos grandes.
La situación es ridícula y va a peor y aquí calla todo el mundo o hacen callar con amenazas al que asoma la cabeza un poco. Curioso que en Inglaterra sea el Liverpool, hace un par de años el segundo club que más ingresaba por derechos de televisión el que quiere romper la baraja y explotarlos de forma individual. Aquí, en España, el primero y el segundo se llevan más de diez veces lo que los últimos, pero callan, porque temen a los caciques, y en algunos casos porque se convierten en sus cómplices y luego eso se nota en las decisiones arbitrales sin duda (cada uno que piense en el final de la temporada pasada). El club del Merseyside se ha dado cuenta de que no se pueden poner en manos de las televisiones, de que no pueden vender su alma al diablo y ha levantado la voz. Esperemos que cunda el ejemplo ya que no estamos hablando de cualquier institución sino de una de las históricas del viejo continente y de este ex-deporte, ahora negocio.
Mientras tanto aquí seguimos soportando espectáculos lamentables que dañan la imagen del fútbol español y curiosamente protagonizados por los dos que más se benefician de todo este tinglado. ¿Merecen llevarse todo ese dinero y todos los titulares y toda la atención dos equipos que nos deleitan con el bochornoso ejemplo de la vuelta de la Supercopa, o con la peineta del guapo, rico y buen jugador a su llegada al aeropuerto, o con las declaraciones del mismo llamando anormales a los aficionados que corean el nombre de Messi para molestarlo? Mire, caballero, esto es fútbol y se lleva haciendo toda la vida, y en los estadios españoles siempre se ha tirado de mala leche y de salero para por ejemplo, recordarle a Luis Enrique el nombre de un tal Tassotti que le había roto la nariz… y no porque Luis Enrique fuera precisamente guapo, sino porque esto forma parte del fútbol, y siempre dentro de unos límites de respeto y de decencia (que en el Calderón se superaron desafortunadamente la semana pasada con el malogrado Antonio Puerta) las aficiones están en todo su derecho y a usted le va en el sueldo (que debería emplear en comprarse un par de libros de vez en cuando…) Mientras tanto aquí vemos como un entrenador pide que le perdonen a su antiguo presidente un posible desfalco de más de 40 millones de euros en las cuentas del club, porque le da pena su familia, vemos como uno le mete la mano en el ojo al otro que le responde con un pescozón y todo se resuelve con dos partidos de sanción para uno y un partido para el otro…a cumplir en la Supercopa!!!!!! Pero para los medios de comunicación que sobreviven al amparo de estos «grandes» todo es normal. Mientras yo digo que vamos a peor…. Así seguirán metiéndonos el dedo en el ojo mientras nos tenemos que hacer el tonto
Odio el Fútbol Moderno 